Dejád que te cuente una pequeña divagación de encantos....

martes, 5 de abril de 2011

La Mariposa y la Libélula.


Conozco a dos seres bonitos, libres, que no paran en ningún momento, son más inquietas que un motor -Fue el único ejemplo que se me vino a la mente, moviéndose continuamente- Estos seres son inversamente proporcional -en las matemáticas-, Disonoras -en la música-, Apolares -en la química-, etc... etc... Son los dos seres más extraños diferentemente juntos, y lo digo porque lo es y literalmente.


Sin importar lo que paso, está pasando y tal vez pase estos dos seres voladores está uno con el otro aunque no se hablen, aunque no se toquen ni se vean, hay algo más especial que eso, es una conexión Virtual, por decirlo así, es realmente importante esa relación.

A veces me pongo a pensar en si estos seres pueden alejarse, pero creo que la "atracción" de la relación es más fuerte que la gravedad –Que miedo-.
 
Por eso hoy quiero agradecerle a esa Mariposa bonita por estar con ésta Libélula terca, por hacer de estas alas volar siempre más alto, mirar más lo bello de lo natural y seguir adelante aunque de pronto nos fueran a cazar, gracias y mil gracias por estar ahí Mariposa por volar conmigo... ya sabes, La Amo <3

A la luz de la media Luna, hubo danza, hubo danza...


Después de soñar, desperté con las palabras anheladas, hubiese querido decírtelas pero no me atreví, me dio miedo transparentaos. Solo hice que estuvieras allí en aquel instante perfecto observando lo majestuoso del universo y hablando como dos grandes amantes de ellos -Hace mucho no hablamos de tan peculiar forma- El amanecer continuo y el frío estaba implícito entre los dos,  te resignaste a estar junto a mí y sólo quedó pedirte que me "hicieras un favor". Quedaste perplejo de mi insinuación, te pusiste de pie y caminaste hasta la bóveda espacial, respiraste profundamente. Te detuviste, volviste y me hablaste con plena seguridad; Nuestros cuerpos entonces danzaron a la luz de la media Luna, sin que nadie lo notara, como dos desconocidos, como dos grandes amantes nos encobijamos en la pasión de la satisfacción, he hicimos de esa madrugada un espectacular claro de luz, sin poder reconocer si quiera si volveríamos a verla.