En el mundo más triste que hay detrás del ventilador del microondas, hay una niña, ella es pequeña y amable es diferente a todos aquellos que viven en ese mundo, porque realmente es aterrador, tan aterrador que está escondido en un lugar que solo los observadores dispuestos pueden ver, con su gran misterio y emoción, tienen la visión de un girador de lupas, tratando de analizar la llama de una vela.
La niña es la maestra del amor, de una pasión sin igual, de lo más espectacular como lo es el sol en el atardecer, escondiéndose, mientras que a su otro extremo ya está oscuro. Pero hay algo muy malo en ella, su único defecto es que es egoísta, así que su amor solo utiliza a su beneficio y disposición. Su única fuente de energía es el aire caliente que sale por dentro de las estillas, aquellos días que sucede, es el verano más hirviente que se siente en el lugar y todos son afables y felices, pero mientras el microondas no caliente su temperatura es bajo cero, todos son fríos de cuerpo, mente y corazón, pues en la sangre que corre dentro sus venas por naturaleza es color azul, un color helado y tranquilo, pero ellos no lo soy, son agresivos, pues al hablar sus ojos se ponen grandes, cristalinos y de un color maltesa brillante, los reconocerías por esta característica a cualquier lugar donde vayas.
En un día muy caluroso externamente de este mundo, un niña inquieta empezó a jugar con el cable del microondas plateado, mientras su madre la observaba en la cocina, quejándose y hablándole, le dijo que parara, pero la inquieta no hizo caso, y continuo su entretenido juego hasta que sonó un crujido extraño, era el enchufe, se había dañado, su madre le clavo la mirada como una daga, penetrando en lo más profundo de su miedo, y la niña muy enrojecida de su mala actuación, agacho su cabeza en sinónimo de disculpas, la madre no le grito, no le pego, no realizo ningún tipo de espectáculo bochornoso, solo dijo que le iba a mandar arreglar con el padre, que no se preocupara, que todo estaría bien.
Después de muchas semanas en el mundo helado, estaban más molestos y fríos que nunca, hasta la pobre niña egoísta se comenzaba a enfriarse, así que esta vez para no morir tuvo que compartir con los demás, dejando de ser tan individualista y tan independiente, se acerco a los seres que le rodeaban dándoles su amor, su puro amor caliente al ver que algunos morían de congelamiento.
Mientras tanto en la cocina, el microondas seguía arrumado por el polvo, pues ya habían pasado meses y no se había utilizado. Un día sin pensar el padre lo saco de la cocina, y lo monto en su auto mientras se dirigía hacia un almacén de repuestos, cuando entro, lo atendió un amable señor de edad, el padre pregunto por el arreglo de su microondas que llevaba en las manos, él vendedor interrumpiendo al cliente, le dijo: "De estos microondas solo salieron veinte ejemplares, así que usted tiene uno de ellos, pero no se puede hacer nada, son de muy buena calidad, pero por alguna u otra razón dejaron de fabricarlos, así que no hay repuestos, no hay manera de arreglarlo señor, discúlpeme...” El señor siguió atendiendo a la mujer que estaba detrás del padre, y este a su vez se corrió a un lado para dejarla pasar, sin remedio alguno cogió su microondas con enojo y se lo llevo hacia el basurero municipal, todo dentro de él hacia movimiento de un lado hacia el otro, como un gran terremoto que azotaba a aquel mundo. Ya llegando al basurero, se bajo del auto y se dirigió hacia toda esa porquería, con todas sus fuerzas lo tomo en los brazos y sin dar pensamiento alguno lo arrojo hacia los grandes tumultos de escombro de basura que había allí. Cayó, sonó un gran estruendo, y el mundo había colapsado a la melancolía, todo esta destruido allí dentro. El padre se fue de nuevo en su auto, dirigiéndose a la tienda para remplazar el aparato dañado y después para su casa, sin atreverse jamás a preguntarse que había dentro y del por qué solo se habían construido veinte ejemplares.
Mientras tanto, dentro de la melancolía de este mundo, todos caducaron de frialdad extrema, la niña muy desolada murió al verse tan sola sin poder hacer nada más.
Y el microondas sigue allí, en ese basurero, tan cruel, tan devastado, pero dentro de allí no hay nada que rescatar, todo se ha perdido, todo se ha extinguido gracias a una niña inquieta y sin consecuencias.








