Te rodeando mi cuarto más de cinco veces la semana pasada y te siento siempre, hasta cuando me baño tú estas ahí ¿Para qué estas aquí? ¿Estas preparando algo para mi? ¿A favor o en contra? La verdad no se que quieres, pero preferiría que no me hicieras ningún tipo de daño, puedes estar conmigo, observándome, vigilándome, pero no utilices eso en mi contra. Tengo miedo de que no te haya mandado alguien “bueno” pero si me cuidas, gracias por hacerlo ¿Pero por qué lo haces? Y si no es eso, si me quieres atacar ¿Por qué te estas demorando?
¿Sabes? Creo que te estoy perdiendo miedo, ya no me asustas y cuando lo termine de hacer, tal vez te pierda respeto.
Y si, se que al escribir esto me estas viendo, observas el movimientos de mis manos al deslizarme por el teclado, mis labios al balbucear palabras, mis gestos de indignación al sentirte tan mal, y se que por todas las frases incrustadas en mi muro estás molesto, los siento, pero es que no sé nada de ti más de lo que he sentido ¿Podrías por favor hablarme? Así comprenderías porque te escribo.
Al fin y al cabo te llamaré Filipo de ahora en adelante, creo que así te llamas, pues cada que pienso en ti se me viene a la mente ese nombre, solo te diré así.
Si quieres cuando te presentes o te dirijas a mi de alguna manera, puedes presentarme a tus acompañantes, a quienes están contigo alrededor de mi cama cada vez que duermo, se que no estas solo, así como yo tampoco lo estoy en mi cuarto.
Y por último no quiero que te hagas el “bobo” porque se que en este mismo instante me estas prestando atención, así que solo dirígete a mí y no lo tomes como prueba, sino como solo una acción para poder saber yo de ti y el mundo que te emana.

No hay comentarios:
Publicar un comentario