Dejád que te cuente una pequeña divagación de encantos....

jueves, 30 de diciembre de 2010

Me estoy cansando de tu presencia.

¡Heyyy tú... Si, tú! -Eso decía mientras la miraba.- ¡Oye! -Le repetía una y otra vez.- ¿Acaso no quieres mirarme, o escucharme, no quieres que te analice, no quieres que hable de ti, no quieres que te conozca para ser más impredecible? ¿Qué sucede contigo?

Lo más molesto es que no prestas atención a ti misma, ni si quieras caminas bien, siempre que haces algo, actúas, te equivocas porque eres muy a-motriz... sueles deslizarte imbécilmente entre las canales de la acera por no prestar atención, estas perdida en tu mundo donde nadie entra, siempre caminas como si volaras cuando en realidad lo único que haces es caer y perderte en tu laguna de pensamientos, sales con los más absurdos recuerdos de tu vida, como si eso en realidad importará, crees que siempre tienes la razón y nadie te conoce porque ni tú misma sabes quién eres, has dejado cosas buenas por otras cosas que no te aciertan nada, tal vez te sientes segura así, quién sabe, y lo que más admiro de tu sutil compartimiento por lo zopenca que eres, es que no te sientes identificada con nada, cuando en realidad rebuscas en otras cosas para sentirte bien.

Ojalá supieras que esto va dedicado para ti, ojalá que cuando lo leas, si te sientas identificada. Ojalá, ojalá, ojalá seas consciente de que estas hundida, hundida, ¡Hundida!

martes, 28 de diciembre de 2010

Viaje a Plutón, Pluuúuuttooón.

(Debio ser azul, lo sé, pero esta fue la que me agrado mas)

Decidí ingresar en la academia de Plutón. ¿Por qué? -Me pregunte- Porque me gusta como suena... Plutón, Pluuuúuutooooón, Plutón, ¡Aaaah, Plutón!.

Si no me gustara su nombre, ¿Me Inscribiría?. No, claro que no lo haría, porque es su nombre lo que hace que me guste y sin su nombre no tiene valor, pero... ¿Pero si todo sale mal allá dentro y el nombre no tiene nada que ver? Creo que ya estaré allí dentro, ya escribí mi nombre y mi identificación, no se puede hacer nada, ¡Oh Noooo! No sé puede hacer nada, ¡Nada! ¡¿Nada?! Mierda.

Ahora estoy en el más idiota espacio de mi vida, solo por un nombre culo que me gusto, que idiota es el nombre, que idiota es el lugar, y que idiota he sido solo porque es azul como el chicle de mi boca.



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lunes, 27 de diciembre de 2010

El reloj es una paradoja del tiempo.


Si hoy me miraras a los ojos, no te diría que te fueras; Solo sería una cuestión.
Si hoy me abrazarías como jamás nadie lo ha hecho, te diría que pararas; porque solo sé que es el tiempo.
Si hoy me besaras, no te mordería de nuevo; "es un golpe más de la vida", dirías.
Si hoy corrieras al verme, no lo creería; tus piernas son tan cotas y débiles como las alas de la mente de la libélula.
Si hoy me hablaras, sé que no lo harías por agrado; simplemente es costumbrismo de la misma lluvia.
Si hoy me tocaras, no serias capaz de parar; porque deseas tanto continuar que ni una ingrata llamada te detendría.
Si hoy me quisieras como hace días, me detendría a pensarlo; Las palabras lastiman más que un simple garrote y eso que no tiene valor, solo son una etiqueta más.
Si hoy me pensaras, estaría pensando en lo incrédula que sería pensarlo; Pero pensar que no lo haces tal vez me hace más feliz que comer chocolate.
Si hoy perdiera mi tiempo conmigo, seria porque tú también lo has perdido; Más sin embargo el tiempo se ha hecho tan cruel que ni si quiera sé si es hoy o mañana.
Si hoy estuvieras conmigo, en una cruel realidad, te darías cuenta que no hablo por hablar, que no pienso por pensar, que no sueño por soñar, que no siento por sentir, y que las etiquetas que emanan de mi sutil vocabulario no las quisiera decir, pero debo hacerlo porque de lo contrario nadie me comprendería “en serio”, así que tengo que decir que mi esfero tiene tinta negra y que escribo en papel blanco sin rayas horizontales... Así que si hoy fuera ayer, hoy no te estaría odiando, hoy solo estaría esperándote, pero hoy no es ayer, hoy es mañana, y como mañana es diferente, entonces hoy te odio, pero más odio que no estés aquí.

martes, 21 de diciembre de 2010

Un palo y dos bolas


Ingrese al bar más feo, con los hombres más borrachos que jamás he visto antes, pero antes de hacerlo me detuve a pensar si estaría bien dar un paso para que ellos me acompañaran o yo a ellos, quién sabe, el hecho fue que como puedan imaginarse, lo hice. Ya estaba dentro del compartimiento con muchos desconocidos, todos bebiendo, la mayoría con sus corazones rotos al igual que su mente y su memoria, todos eran solo unos bultos de cemento sin ida ni venida, estaban allí porque su autobús los había enviado hasta ese paradero, era su última estación; más sin embargo yo no andaba allí por ello, mi razón era que en este establo había la más hermosa mesa de billar, con sus bolas brillantes de colores, hechas de mármol, que además incluían numeritos.

Inmediatamente, seguí directo hacia la pared donde colgaba una estantería de palos, palos largo y pesados que eran de madera, una madera fina, así que tome uno de ellos, en la punta lo empape de polvo azul que es parecida a la tiza de tablero de escuela  y mi dedos quedaron azules de igual manera, me dirigí a tomar un triángulo equilátero para organizar las bolas de colores y números... Las ordene, por números, ascendiente, y en la punta estaba en número uno, como siempre el primero es el de menor precio y con el color más feo, un amarillo feo y espantoso, así que quite en triángulo, tome de nuevo en mis manos el palo largo que había dejado al pie de la mesa de billar verde, y proseguí a tomar forma para el golpe final... me encogí de espalda, cruce mis dedos idiotamente, golpeé con el palo fuertemente aquella única bola blanca sin color y le di tan fuerte aquella primera bola estúpida fue cayendo fugazmente en el drenaje de esa mesa. Lo mejor de todo es que no solo iba ella, también se fueron otras bolas brillantes y espurias, bolas insignificantes cuyos valores no serian, si no fuese de mármol.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Una repetición absurda.

Y si me vieras caminar,  mirarías mis caderas moviéndose como un péndulo, largo, de un lado a otro, sin parpadear, sin tener un entretenimiento externo más que lo que ves en ellas, después de que has bebido la mitad de tu octava copa de tequila, vas detrás de mí, como un perro callejero, observándome mientras las pupilas de tus ojos se encuentran perdidas, aquí y allá, vienen y van.

Llevas caminando detrás de tu boba sencillez de idiota seis minutos de tu vida ¿tiempo perdido? No lo creo, soy demasiado para ti, antes deberías agradecer que me tienes en frente de tu mirar.

Sin darme cuenta he caído dentro de un hoyo en el concreto, con un gran grito me percibo a desafiar el descenso "¡Aaaaaaaaaaaaaaah!”, he caído en una tierra, una tierra que no permite movimiento, porque me sumerge, me succiona, así que he decidido no moverme, quedarme inmundamente quieta; tú claramente has perdido la vista en mí, me he perdido tan mágicamente como en el circo de $1000 pesos (una basura es lo que digo, prefiero la caja del mago Gustavo Lorgia), Sigues mirando, observando el firmamento, pero me pierdo como lo hace un niño en un centro comercial, no por cumpla de mis padres, sino por cumpla tuya, me pierdo por tu culpa. Te quedas perplejo de mi desaparición y caes al suelo pidiendo ayuda, pides a gritos que alguien te ayude a encontrarme ¡Ayúdenme! ¡Por favor! ¡Por favor! ¡Por favor! ¡Por favor!...  Te das por vencido y te vas, mientras yo sigo en aquel hueco que ha decidido no tener eco, porque los ecos son la repetición de un estruendo irrisorio, con muy poca energía y al final nadie comprende las palabras dichas desde el comienzo.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Estúpido chocolate idiota de color canela, odio que me guste tu sabor.

Consumida por el dulce sabor amargo de aquel indigente de cuerpo canela, con sus gestos de mordida, pensando en el aire al ritmo de su color sin figura que adorna mi alrededor con sus grandes poderes de tranquilidad, es una relajación de ternura y sinónimo de paz. Imaginar que eres tan inimaginable como lo puede ser tu amigo rosa, predecible, pero no concreto; aunque tú no eres ninguna de las dos.



miércoles, 8 de diciembre de 2010

Sentido un extraño.


Hoy no puedo creer que "un extraño" duela tanto, es como estar jugando con el fuego, cuando piensas encenderlo te dan ganas e inquietud por hacerlo, cuando lo tienes prendido empiezas a manejarlo como si fueras un gran pirómano, y cuando estas a punto de apagarlo te quemas, te duele y gritas, pero es tan fuerte e intenso el ardor que no sabes a donde correr, no sabes si hechas agua o crema encima de tu piel que esta tan roja como la cobijita de mi abuela, tan roja como los cachetes de ira de una pequeña conocida.

Pero después de que todo pasa, empiezas a pensar que tonto has sido, más quieres seguir prendiendo el fuego en tus manos, sin pensar en las consecuencias, sin pensar de que te harás daño, un fuego que te estremece el alma mientras tus lagrimas en forma de cristal por lo guardadas y escondidas bajan por tus mejillas sin pronunciar palabra mientras estas hacen un alargo y desesperado recorrido... Mientras tanto piensas de que pudiste haber hecho un poco más, tan solo decir unas frases, unas bonitas palabras que salieran con dulzura como un caramelo pegoteado y fastidioso de tus labios; no hiciste nada, solo con un triste y absurdo intento del "lo quiero" te despides sin ser escuchada.

Lo irrelevante de la alegría.

Hay tantas cosas que odio de mi vida… odio que me molesten cuando he tenido un mal día, odio hacer lo que no quiero y cuando estoy cansada, odio que me hablen cuando estoy ocupada y entretenida, odio que me hablen duro y pesado cuando estoy calmada, odio que me digan que lo que hago o digo está mal, odio que me pregunten indefinidamente cuando no quiero responder algo, odio cuando alguien se mete en mi camino mientras yo trato de hacer algo, odio que me mientan o me oculten la verdad, odio tener que preguntar para que me digan las cosas, odio que todo se esconda, odio que todo lo dejen a simple vista, odio los manuales de computación (no entiendo nada), odio que me reparen, odio que alguien ponga palabras en mi boca que no he pronunciado, odio tener que empujar a las personas, odio tener que ver un animal enfermo y desnutrido (me da mucho pesar), odio la gente que daña el aire que respiro, la gente que me habla de algo que no me importa, odio que me pregunten cosas que no me interesa encontrarle un sentido, odio cuando alguien va a la puerta de mi casa (como casi no van, no sé cómo actuar, así que a todos los lastimo), odio que me digan que soy cuando en realidad no es así, odio mirar algo que no me gusta, odio el abuso de los animales y los niños, odio los “viejos verdes”, odio que me mire o me hable un viejo verde, odio querer a una persona porque a veces se vuelven importantes, muy importantes, odio pasar todos los días con la misma persona, odio que la persona que quiero no me preste atención, odio ser mala queriendo a los demás (pero a la vez me gusta, porque cuando quiero a alguien, lo quiero de verdad ¿eso será malo?), odio que en el puesto del autobús no tenga ventana, odio irme de pie en los autobuses, odio el trafico, odio los sonidos de la bocina de los autos en la carretera, odio los guardias de transito, odio los policías inútiles, odio el gobierno espurio, odio mirar el cielo y que este nublado, odio pensar en una sola persona, odio la comida caliente, odio quemarme la lengua, odio que el chicle se me caiga de la boca, odio que llueve cuando pienso salir, odio que me regañen por mojarme en la lluvia, odio que me regañen, odio que la arepa en el desayuno este tostada, odio un huevo con sal, odio los "choco-conos", odio que mi perro me haga salir corriendo detrás de él, odio que me aprieten los bracees, odio los bracees, odio comer cosas duras con los bracees, odio comer mango “peludo”, odio el frio a las 3 de la mañana, odio despertarme a las 3 de la mañana, odio que cuando voy a comprar lo que quiero ya no lo haya, odio que lo que quiero comprar no lo haya en mi talla, odio que la gente ponga a todo volumen aquella música que no es de mi agrado, odio que quiten tan de prisa la película que estaba en cartelera, odio recordar que es lo que no me gusta, odio caminar con zapatos, odio que las medias se me ensucien cuando camino con ellas y que me regañen por eso, odio romper medias bonitas, odio cuando tengo que esperar, odio esperar las personas, odio perder mi tiempo, odio que el tiempo se pierda de mi, odio los artefactos de electricidad en mi cuarto, odio no tener una toalla cuando me acabo de duchar, odio que lo taxis estén ocupados, odio que me duela alguna parte del cuerpo, odio cuando el cuerpo no me deja hacer nada por el agotamiento físico, odio la crema de tomate, odio un domingo solitario de todo, odio estar en la casa de mi abuela un domingo, odio no encontrar alguien interesante con quien tener una buena charla, odio que  no me escuchen, odio esperar a alguien, odio comer cosas que no me gustan, odio que entren a bañarse cuando yo tenía mi toalla en mano lista para ducharme, odio mirar al suelo mientras camino, odio no ver por dónde voy de lo rápido que camino y cuando menos pienso llego a donde  debería estar pero no me detengo a mirar a nada ni nadie, odio cuando no recuerdo las cosas, odio que algo se vuelva muy importante para mí, odio caminar detrás de alguien que va como tortuga (aunque a veces yo camine como tal), odio que las personas no me presten atención cuando quiero que lo hagan, odio ver tv cuando no hay nada que hacer y tengo pereza, odio la pereza, odio el día del amor y la amistad (es una basura), odio que la ventana de las puertas traseras no se puedan abrir en un taxi, odio estar con personas que  no son de mi agrado y me siento incomoda, odio cuando me preguntan "¿Qué pasa?" en un silencio perturbador, odio los racistas, odio la gente que habla siempre de lo mismo, odio las personas que van por la calle pronunciando en el vacio de sus mentes: "Derecha, izquierda, derecha, izquierda ¡Ahhaa! Respira, respira", odio que la ropa interior me incomode, odio tener medias blancas (se ensucian muy rápido), odio que mis dedos estén fríos, odio que me duela el cuerpo de frio, odio que me digan malas palabras, que me hablen fuerte, y que me den ordenes irrevertibles, odio la música cristiana (mi abuela vive al frente de una iglesia de estas, ella también la odia y los odia), odio que sean cortes conmigo solo porque me van a pedir un favor, odio los abrazos de "tío lejano", odio que sean hipócritas, mentirosos, y falsos en el momento de tratar conmigo, odio que me den una doble cara, odio la doble cara, odio las personas disfrazadas y más si ya he descubierto su disfraz, odio descubrir un engaño pero más odio que me engañen, odio dormir incomoda, odio que se me pierdan las cosas “misteriosamente”, odio que mi hermana sea como es conmigo, odio que mi mamá sea como es con mi hermana, odio que nadie me entienda (aunque más lo amo que lo odio), odio que me dé necesidad de ir al baño en lugar como el desierto, odio los calores estresantes, odio la gente que habla y habla, odio que mientras escribo esto no me acuerdo de nada pero apenas me pongo a leer y corregirlo se me viene al pensamiento más cosas que se me olvidan después, odio cuando los zapatos y las medias se mojan en un charco por torpe, a veces odio pensar tanto porque no me deja sentir y expresarme, odio buscar algo y no encontrarlo.... ¡Me inervan!

Odio muchas cosas de esta vida, las odio, las odio, ¡Las odio!... Pero lo que más odio de todo, es odiar. Pero a la final si no odiara lo que odio, no amaría lo que amo.